- La ayuda de Dios no falta cuando se trabaja de veras y con fe.
- El demonio tiene miedo a la gente alegre.
- Haz que todos los que hablan contigo se hagan amigos tuyos.
- Trata de hacerte querer más que temer.
- Preocúpense especialmente de los enfermos, de los niños, de los ancianos y de los pobres, y ganarán la bendición de Dios y la benevolencia de los hombres.
- El amor da fuerzas para soportar las fatigas, los disgustos, las ingratitudes, la falta de disciplina, las ligerezas, las negligencias de los jóvenes.
- Recuerda que todo cristiano tiene la obligación de ayudar a los demás, y que no hay predicación más eficaz que la del buen ejemplo.
- La caridad todo lo soporta, de donde se deduce que no tendrá jamás verdadera caridad el que no quiere soportar los defectos ajenos.
- La Comunión devota y frecuente es el medio más eficaz para tener buena muerte y así salvar el alma.
- El alimento del alma es la Palabra de Dios.
- Para hacer el bien hay que tener un poco de valor.
- Bueno es el cuerpo cuando esté aseado, pero mejor es tener la conciencia limpia de toda culpa.
- ¿Quieres llevar contigo el dinero a la eternidad? Da limosna a los pobres.
- Si el dinero hace mucho, la oración lo obtiene todo.
- Hay que sudar muchísimo para conservar la dulzura y, tal vez, sea necesario derramar la propia sangre para no perderla.
- La vida es demasiado corta. Hay que hacer deprisa lo poco que se pueda, antes de que nos sorprenda la muerte.
- La primera virtud de un hombre es la obediencia a su padre y a su madre.
- El humilde siempre será bien visto por todos: por Dios y por los hombres.
- En la enseñanza, textos breves, fáciles y precisos.
- Me basta que sean jóvenes para amarlos con ardor.
- Sé agradecido con quien te ayude.
- Pongámonos todos bajo el manto de la Virgen. Ella nos librará de los peligros y nos guiará.
- El que confía en la Virgen nunca se verá defraudado.
- Se atrapan más moscas con una cucharadita de miel que con todo un barril de vinagre.
- A la hora de la muerte se ven las cosas desde otro punto de vista.
- Los tres enemigos del hombre son: la muerte (que lo sorprende), el tiempo (que se escapa), y el demonio (que le tiende sus lazos).
- Hace mucho el que hace poco, pero hace lo que debe. No hace nada el que hace mucho, pero no hace lo que debe hacer.
- No te comprometas asumiendo demasiados trabajos. Quien mucho abarca poco aprieta y lo estropea todo.
- La verdadera religión no consiste sólo en palabras; es menester pasar a las obras.
- Un Oratorio sin música es un cuerpo sin alma.
- Los ociosos, al final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido.
- Quien no vive en paz con Dios, no puede tener paz consigo mismo ni con los demás. - ¡Qué consolador resulta el Padrenuestro que resulta por la mañana y a la noche, qué gusto da pensar que tenemos en el cielo un Padre que piensa en nosotros!
- Un trocito de paraíso lo arregla todo.
- Del prójimo hay que hablar bien o callar.
- Es preciso tener como compañera inseparable a la paciencia.
- Piensa en Dios según la fe, del prójimo según la caridad, y de ti según la humildad.
- Perdona todo a todos, a ti no te perdones nada.
- El Señor siempre envía grandes socorros para las grandes necesidades.
- Déjate guiar siempre por la razón y no por la pasión.
- Hagamos el bien que podamos y no aguardemos la recompensa del mundo, sino solamente de Dios.
- Respeto a todos pero no temo a nadie.
- Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad.
- Cuando se trata se servir a Dios, hay que estar dispuesto a sacrificarlo todo.
- Todo salesiano hágase amigo de todos, no busque nunca la venganza, sea fácil en perdonar.
- Sólo en el silencio concede el Señor sus gracias.
- Caridad, paciencia, dulzura, nunca reproches humillantes, nunca castigos.
- Hacer el bien a todos los que se pueda, y a ninguno el mal.
- El trabajo es un arma poderosa contra los enemigos del alma.
- Trabaja por el Señor, el paraíso lo recompensa todo.
- ¡Ay de quien trabaja esperando el pago del mundo!, el mundo es mal pagador y paga siempre con la ingratitud. Trabaja por amor a Jesucristo.
- Hay que trabajar como si no se debiese morir nunca y vivir como si se debiese morir cada día.
- Cuando un hijo abandona a sus padres para seguir la vocación, Jesucristo ocupa su lugar en la familia.
- El demonio tiene miedo a la gente alegre.
- Haz que todos los que hablan contigo se hagan amigos tuyos.
- Trata de hacerte querer más que temer.
- Preocúpense especialmente de los enfermos, de los niños, de los ancianos y de los pobres, y ganarán la bendición de Dios y la benevolencia de los hombres.
- El amor da fuerzas para soportar las fatigas, los disgustos, las ingratitudes, la falta de disciplina, las ligerezas, las negligencias de los jóvenes.
- Recuerda que todo cristiano tiene la obligación de ayudar a los demás, y que no hay predicación más eficaz que la del buen ejemplo.
- La caridad todo lo soporta, de donde se deduce que no tendrá jamás verdadera caridad el que no quiere soportar los defectos ajenos.
- La Comunión devota y frecuente es el medio más eficaz para tener buena muerte y así salvar el alma.
- El alimento del alma es la Palabra de Dios.
- Para hacer el bien hay que tener un poco de valor.
- Bueno es el cuerpo cuando esté aseado, pero mejor es tener la conciencia limpia de toda culpa.
- ¿Quieres llevar contigo el dinero a la eternidad? Da limosna a los pobres.
- Si el dinero hace mucho, la oración lo obtiene todo.
- Hay que sudar muchísimo para conservar la dulzura y, tal vez, sea necesario derramar la propia sangre para no perderla.
- La vida es demasiado corta. Hay que hacer deprisa lo poco que se pueda, antes de que nos sorprenda la muerte.
- La primera virtud de un hombre es la obediencia a su padre y a su madre.
- El humilde siempre será bien visto por todos: por Dios y por los hombres.
- En la enseñanza, textos breves, fáciles y precisos.
- Me basta que sean jóvenes para amarlos con ardor.
- Sé agradecido con quien te ayude.
- Pongámonos todos bajo el manto de la Virgen. Ella nos librará de los peligros y nos guiará.
- El que confía en la Virgen nunca se verá defraudado.
- Se atrapan más moscas con una cucharadita de miel que con todo un barril de vinagre.
- A la hora de la muerte se ven las cosas desde otro punto de vista.
- Los tres enemigos del hombre son: la muerte (que lo sorprende), el tiempo (que se escapa), y el demonio (que le tiende sus lazos).
- Hace mucho el que hace poco, pero hace lo que debe. No hace nada el que hace mucho, pero no hace lo que debe hacer.
- No te comprometas asumiendo demasiados trabajos. Quien mucho abarca poco aprieta y lo estropea todo.
- La verdadera religión no consiste sólo en palabras; es menester pasar a las obras.
- Un Oratorio sin música es un cuerpo sin alma.
- Los ociosos, al final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido.
- Quien no vive en paz con Dios, no puede tener paz consigo mismo ni con los demás. - ¡Qué consolador resulta el Padrenuestro que resulta por la mañana y a la noche, qué gusto da pensar que tenemos en el cielo un Padre que piensa en nosotros!
- Un trocito de paraíso lo arregla todo.
- Del prójimo hay que hablar bien o callar.
- Es preciso tener como compañera inseparable a la paciencia.
- Piensa en Dios según la fe, del prójimo según la caridad, y de ti según la humildad.
- Perdona todo a todos, a ti no te perdones nada.
- El Señor siempre envía grandes socorros para las grandes necesidades.
- Déjate guiar siempre por la razón y no por la pasión.
- Hagamos el bien que podamos y no aguardemos la recompensa del mundo, sino solamente de Dios.
- Respeto a todos pero no temo a nadie.
- Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad.
- Cuando se trata se servir a Dios, hay que estar dispuesto a sacrificarlo todo.
- Todo salesiano hágase amigo de todos, no busque nunca la venganza, sea fácil en perdonar.
- Sólo en el silencio concede el Señor sus gracias.
- Caridad, paciencia, dulzura, nunca reproches humillantes, nunca castigos.
- Hacer el bien a todos los que se pueda, y a ninguno el mal.
- El trabajo es un arma poderosa contra los enemigos del alma.
- Trabaja por el Señor, el paraíso lo recompensa todo.
- ¡Ay de quien trabaja esperando el pago del mundo!, el mundo es mal pagador y paga siempre con la ingratitud. Trabaja por amor a Jesucristo.
- Hay que trabajar como si no se debiese morir nunca y vivir como si se debiese morir cada día.
- Cuando un hijo abandona a sus padres para seguir la vocación, Jesucristo ocupa su lugar en la familia.