25 de mayo de 2011

Mamá!!! (Feliz Día de María Auxiliadora)


Es la primera palabra que aprenden los niños. Los niños crecen seguros cuando han logrado estrechar una relación con su madre. No importa que no la vean, saben que está ahí y por eso no tienen miedo. ¿Quién es esta Mujer? Juan Pablo II la invocaba: «totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt». Y la tenía en su escudo y en su corazón. ¿Quién es esta Mujer? Se le apareció a una niñita en una cueva y le dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción». ¿Quién es esta Mujer?

Miguel Ángel la esculpió en mármol de Carrara.

¿Quién es esta Mujer? París puso su nombre a su catedral.
¿Quién es esta Mujer? Éfeso le dio el título más grande que jamás ha recibido alguna mujer.
¿Quién es esta Mujer? En torno a Ella la Iglesia primitiva perseveraba unida en la oración.
¿Quién es esta Mujer? El ángel le dijo: «no temas».

Mujer, tú que escuchaste del ángel del Señor: «no temas», dinos: ¿es verdad? ¿Es verdad que no hay que tener miedo? Mira el mundo... Mira la Iglesia... Mira mi vida... Mira mi pecado... ¿Es verdad, Mujer? ¿Es verdad que no hemos de temer?

Dinos, Mujer, ¿qué le dijiste a san Juan Diego en el Tepeyac? ¿Qué le dijiste al joven Karol Wojtyla que después, siendo Papa, tantas veces nos repitió «no tengáis miedo»?

Respóndenos, Mujer, dinos algo... ¿quién eres?

No temas esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad, ni cosa difícil o aflictiva. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?.

Si es así, si eres mi Madre, si estás aquí... no temo, María. En medio de la oscuridad, en medio del desierto no temo, María, porque tú estás conmigo. Estoy a punto de comenzar una misión y no sé lo que me espera, pero no temo porque tú estás conmigo. En unos meses pueden pasar muchas cosas pero no temo porque tú estás conmigo.

Tengo una responsabilidad muy grande sobre mis hombros, no sé si puedo, pero no temo porque tú estás conmigo. Entonces, mi última palabra en la hora de mi muerte será la misma que la primera que pronuncié de niño... «Mamá».

Fuente: Catholic.net

5 de mayo de 2011

Domingo Savio: modelo de joven...

Domingo entra a formar parte de la familia de Don Bosco

Domingo, que significa: "el que está consagrado al Señor", nació en Riva del Piamonte, Italia, en 1842. Era hijo de un campesino y desde niño manifestó deseos de ser sacerdote. Cuando San Juan Bosco empezó a preparar a algunos jóvenes para el sacerdocio, con objeto de que le ayudaran en su trabajo en favor de los niños abandonados de Turín, el párroco de Domingo le recomendó al chico. San Juan Bosco, en el primer encuentro que tuvieron los dos, se sintió muy impresionado por la evidente santidad de Domingo, quien ingresó en octubre de 1854 en el Oratorio de San Francisco de Sales de Turín, a los doce años de edad.

Uno de los recuerdos imborrables que dejó Domingo en el Oratorio fue el grupo que organizó en él. Se llamaba la Compañía de María Inmaculada. Sin contar los ejercicios de piedad, el grupo ayudó a Don Bosco en trabajos tan necesarios como la limpieza de los pisos y el cuidado de los niños difíciles. En 1859, cuando Don Bosco decidió fundar la Congregación de los Salesianos, organizó una reunión; entre los veintidós presentes se hallaban todos los iniciadores de la Compañía de la Inmaculada Concepción, excepto Domingo Savio, quien había volado al cielo dos años antes.

Poco después de su llegada al Oratorio, Domingo tuvo oportunidad de impedir que dos chicos se peleasen a pedradas. Presentándoles su pequeño crucifijo, les dijo: "Antes de empezar, mirad a Cristo y decid: ‘Jesucristo, que era inocente, murió perdonando a sus verdugos; yo soy un pecador y voy a ofender a Cristo tratando de vengarme deliberadamente’. Después podéis empezar arrojando vuestra primera piedra contra mí". Los dos bribonzuelos quedaron avergonzados.

Mucho bien hizo a Domingo la guía de Don Bosco

Domingo observaba escrupulosamente el reglamento; por supuesto, algunos de sus compañeros llevaban a mal que el santo quisiese que ellos observasen el reglamento en la misma forma. Le llamaban chismoso y le decían: "Corre a acusarnos con Don Bosco"; con lo cual no hacían sino mostrar cuán poco conocían al fundador del Oratorio, que no soportaba a los chismosos. Muy probablemente Santo Domingo reía de buena gana en esas ocasiones, pues era de un espíritu muy alegre, cosa que algunas veces le creó dificultades.

Si Domingo no tenía nada de chismoso, era en cambio muy hábil para contar cuentos; ello le daba gran ascendiente con sus compañeros, sobre todo con los más jóvenes.

Fue en verdad una feliz providencia de Dios que Domingo cayese bajo la dirección de un director tan experimentado como Don Bosco, pues de otro modo se habría convertido fácilmente en un pequeño fanático. Don Bosco alentaba su alegría, su estricto cumplimiento del deber de cada día y le impulsaba a participar en los juegos de los demás niños. Así, Santo Domingo podía decir con verdad: "No puedo hacer grandes cosas. Lo que quiero es hacer aun las más pequeñas para la mayor gloria de Dios."

"La religión debe ser como el aire que respiramos; no hay que cansar a los niños con demasiadas reglas y ejercicios de devoción" -solía decir Don Bosco-. Fiel a sus principios, prohibió a Domingo que hiciese mortificaciones corporales sin permiso expreso, diciéndole: "La penitencia que Dios quiere es la obediencia. Cada día se presentan mil oportunidades de sacrificarse alegremente: el calor, el frío, la enfermedad, el mal carácter de los otros. La vida de escuela constituye una mortificación suficiente para un niño".

Una noche Don Bosco encontró a Domingo temblando de frío en la cama, sin más cobertor que una sábana. "¿Te has vuelto loco? -le preguntó- Vas a coger una pulmonía." Domingo respondió: "No lo creo. Nuestro Señor no cogió ninguna pulmonía en el establo de Belén."

Don Bosco escribe la biografía de Santo Domingo Savio

La fuente más importante sobre la corta vida de Santo Domingo Savio es el relato que escribió el mismo Don Bosco. El santo se esforzó por no decir nada que no pudiese afirmar bajo juramento, particularmente por lo que se refiere a las experiencias espirituales de Domingo, tales como el conocimiento sobrenatural del estado espiritual del prójimo, de sus necesidades y del futuro.

En cierta ocasión, Domingo desapareció durante toda la mañana hasta después de la comida. Don Bosco le encontró en la iglesia, arrebatado en oración, en una postura muy poco confortable; aunque había pasado seis horas en aquel sitio, Domingo creía que aún no había terminado la primera misa de la mañana. El santo joven llamaba a esas horas de oración intensa "mis distracciones": "Siento como si el cielo se abriera sobre mi cabeza. Tengo que hacer o decir algo que haga reír a los otros."

San Juan Bosco relata que las necesidades de Inglaterra ocupaban un lugar muy especial en las oraciones de Domingo y cuenta que en "una violenta distracción", Domingo vio sobre una llanura cubierta de niebla a una multitud que avanzaba a tientas; entonces se acercó un hombre cubierto con una capa pontificia y llevando en la mano una antorcha que iluminó toda la llanura, en tanto que una voz decía: "Esta antorcha es la fe católica, que iluminará a Inglaterra." A instancias de Domingo, Don Bosco relató el incidente al Papa Pío IX, quien declaró que eso le confirmaba en su resolución de prestar especial atención a Inglaterra.

Muere el joven santo La delicada salud de Domingo empezó a debilitarse y en 1857, fue enviado a Mondonio para cambiar de aire. Los médicos diagnosticaron que padecía de una inflamación en los pulmones y decidieron sangrarlo, según se acostumbraba en aquella época. El tratamiento no hizo más que precipitar el desenlace. Domingo recibió los últimos sacramentos y, al anochecer del 9 de marzo, rogó a su padre que recitara las oraciones por los agonizantes. Ya hacia el fin, trató de incorporarse y murmuró: "Adiós, papá ... El padre me dijo una cosa ... pero no puedo recordarla . . ." Súbitamente su rostro se transfiguró con una sonrisa de gozo, y exclamó: "¡Estoy viendo cosas maravillosas!" Esas fueron sus últimas palabras.

La causa de beatificación de Domingo se introdujo en 1914. Al principio despertó cierta oposición, por razón de la corta edad del santo. Pero el Papa Pío X consideró, por el contrario, que eso constituía un argumento en su favor y su punto de vista se impuso. Sin embargo, la beatificación no se llevó a cabo sino hasta 1950, dieciséis años después de la de Don Bosco.

Volvimos!!!

Hola a todos los lectores de este blog... disculpen porque en este largo tiempo de no compartir... De a poco volveremos a publicar... Muchas Gracias y que Dios los bendiga!!! abrazos

8 de noviembre de 2010

El rescate definitivo


Un naufragio, un incendio, un terremoto, un accidente de tráfico, una enfermedad, una situación económica desesperada: en la vida se dan tantas situaciones en las que pedimos, suplicamos, esperamos intensamente la ayuda de otros, la llegada de un equipo de rescate.

Gracias a Dios, hay miles de hombres y mujeres dispuestos a tendernos una mano de auxilio. Bomberos y médicos, agentes del orden y voluntarios, dan lo mejor de sí mismos en acciones de rescate a quienes viven en situaciones de urgencia o bajo la presión de graves problemas.
Los rescates humanos alivian y devuelven la esperanza. Pero en ocasiones llegan sólo hasta un cierto límite, más allá del cual no pueden pasar.

Porque el rescate del médico no siempre consigue curar al enfermo ni aliviar sus dolores más profundos. Porque el rescate de los bomberos a veces llega tarde o no logra, ante la fuerza de los elementos, apagar el incendio. Porque la policía puede no actuar de modo adecuado para impedir un desenlace trágico en el secuestro de un ser querido.

En otros casos, el rescate no puede venir de los hombres, porque afecta a nuestro corazón. Cuando hemos caído en el pozo profundo del egoísmo, cuando hemos dejado crecer odios que carcomen el alma, cuando sentimos una pena intensa ante los fracasos de la vida, cuando hemos pecado contra Dios y contra el prójimo, ¿quién nos puede salvar?

Es cierto que existen medicinas y tratamientos psicológicos que pueden dar cierto alivio. Pero tales actuaciones llegan hasta un punto, más allá del cual no pueden hacer nada. Porque si hemos pecado, lo único que necesitamos es una curación definitiva, el encuentro con Dios desde la súplica que pide perdón y misericordia. Porque ante el misterio de la muerte, que nos arrebata un ser querido o que se acerca inevitablemente a las puertas de la propia vida, sólo queda mirar al horizonte de lo eterno y suplicar a Dios que nos acoja en su Amor infinito.

Frente a esas situaciones más íntimas, a los momentos “límite” de nuestra existencia, el rescate definitivo puede llegar sólo desde alguien que está por encima de las leyes físicas y biológicas y que se interese por nosotros. La mirada al cielo suplica, entonces, una mano divina, un consuelo íntimo, un perdón que nace desde la misericordia.

Dios no puede ser indiferente ante el grito de sus hijos. En las mil encrucijadas de la vida, pedimos, humildemente, que nos salve, que nos ayude, que nos ofrezca ese rescate definitivo que tanto anhela el corazón de cada ser humano.


Autor: P. Fernando Pascual LC
Fuente: Catholic.net

31 de julio de 2010

Necesito de tu amor - Eduardo Meana SDB

Necesito tanto. Necesito tanto, tanto de vos…
Necesito de tu amor...

Necesito al fin tocarte, aunque sea solamente,
en el borde de tu manto y en el medio de la gente;
y sentir que de vos viene esa fuerza que me cura
tantos años de esperar y de amargura.

Necesito estar con vos, bastará tocar tu manto,
Porque en vos está el poder de enjugar por fin mi llanto.
Sueño con volver a casa y que vuelva la alegría,
Y mi vida pueda al fin llamarse vida…
¡Necesito de tu amor!

Necesito estar más cerca, cerca de tu compasión
¡tengo que jugarme todo, sé que eres el Señor!
Todo, todo lo he perdido y mi pena sigue abierta,
Pero espero un signo y mi fe está alerta.

Sentirás al lado tuyo que hay un pobre que se acerca,
Muy pequeño y que te toca con los ojos en la tierra;
Pero lleno de esperanza, de esperanza y decisión
De alcanzarte y alcanzar tu corazón
¡Necesito de tu amor… necesito de tu amor!
Toda mi fragilidad y mis años lastimados,
Esta historia que no cesa de sangrar de macharnos;
Esta herida que no cierra y es herida en cuerpo y alma
Tocará tu cuerpo santo y tendrá calma.

Porque creo que sos vos, nuestra fuente escondida,
Y alcanzarte es alcanzar como el centro de la vida.
Toco el borde de tu alma y es un nuevo nacimiento.
¡Y se está curando el centro de mi centro!
¡Necesito de tu amor… Necesito de tu amor…
Necesito de tu amor!


18 de abril de 2010

Madre Mía te quiero con todo mi corazón


Dulcísima Madre mía,he venido a saludarte con cariñoen este nuevo día. ¿Quién te hizo tan bella? Quizás Tú no lo sepas, pero yo no puedo contemplar tu rostroy mirar tus ojos de cielosin emocionarme hasta el alma.

¿Quién me amó tanto, tanto,que me hizo hijo tuyo? Hermosísima Reina, Madre de bondad, estás hecha de bondad y de amor.

¡Qué felices nos has hecho,qué afortunados por tenerte como madre! Era yo un gitanillo que inspiraba compasión, Era un niño pobre, un niño malo. Había caminado descalzo por sendas de piedras y maleza; traía una carita sucia de lágrimas antiguas y polvo de muchos caminos.

Era un niño pequeño,pero había sufrido ya como adulto. Se me había olvidado la sonrisa. El futuro era negro de nubes espesas. Y, de pronto, apareciste Tú en mi vida. Una mujer muy hermosa,una mujer que inspiraba todo el cariño del mundo.

Me mirabas con una sonrisa de cielo.Me llamaste con una voz tan dulce...Me esforcé en sonreír un tanto, y me fui acercando temblando de emoción. De pronto, tus manos se abrierony me sumergí en un abrazo tan dulceque todas mis penas se fueron; y me sentí el niño más feliz del mundo.

Pero mi alegría fue más grande que yo mismo,cuando de tus labios graciosos brotó esta palabra: “Hijo mío.”Quise decir algo que brotaba con ímpetu del corazón. No pude decirlo, no me atrevía. Miré mis sandalias rotas, mi vestido raído;mi corazón y mis manos no eran limpios.

“Hijo mío, cuanto te quiero,cuánto te he esperado, hijo de mi alma.” Entonces ya no pude callarme y le dijecon las lágrimas más puras y la alegría de un niño feliz: “Madre mía te quiero con todo mi corazón.”Y un abrazo fundió a la Madre pura y santay al niño pecador.

“He ahí a tu Madre, he ahí a tu hijo”El que dijo estas bellas palabrasera Dios mismo,un Dios que moría por mí en una cruz:un Dios que me dio a su misma madre en un impulso de amor. No es un rato de contento, es una eternidad de felicidad. La eternidad de la alegría comenzó desde ese momento en que Jesús dijo esas palabras en la cruz. Nos daba su vida y su sangre, nos daba la Madre de sus sueños.

Desde entonces ya no soy el niño malo;que malo no puedo seguir siendojunto a una Madre tan buena. Ya no soy un niño huérfano,ni triste ni harapiento. Soy el niño más feliz. Ya mis lágrimas son de de amor y alegría, por Ella, por mi Madre del cielo.

Caminar contigo es tocar el cielo con la mano;vivir junto a Ti es ya adelantar la gloria.Contigo los dolores se mitigan,las amargas lágrimas se detienen y el desierto vuelve a florecer. Mi desierto ha vuelto a florecer.Todo cambió desde aquel día, el día maravilloso en que te conocí, oh Madre.Yo no te conocía, primor de los valles. Ignoraba que existías, amor de mi vida. Pasé junto a valles hermosos y bellísimas flores y nunca imaginé que Tú tenías la luz y la belleza de los valles y las flores.Vida mía, amor mío, Vida, belleza y amor ensamblados.


Eres una senda florecidaque me ha conducido a Dios.Me enamoré de Ti primero para siempre, pero tu amor me llevó dulcemente, sin fatiga,hacia el Dios Amor. Tú me hiciste querer a ese ser infinitamente amable.Presentaste a mis ojosa un Dios Niño, ternura infinita,un encanto de Dios hecho niño por mí.


La mujer que es amor llevando en sus brazos al Niño que es amor, porque es el Niño Dios. Oh Madre dulcísima,no quiero jamás separarme de Ti, no quiero jamás separarme del Dios que me has enseñado a querer;el mismo Dios que Tú amas tantoporque es tu Dios y es hijo de tus entrañas. Enséñame a amarlo con todo mi corazón.


P. Mariano de Blas L.C
Fuente: Catholic.net

16 de marzo de 2010

Cambia, todo cambia

Hoy, con los platos y los cubiertos, hay muchas otras cosas ‘descartables’. Parece que casi todo se puede usar y tirar. Entonces, y con razón, te viene la angustia de que también a vos, que te cambien con la misma facilidad con la que saltamos de canal en canal con el control remoto de la TV. Así como las cosas descartables hay personas, compañeros, amigos, esposos, que parecen y se sienten descartables, y sin ninguna posibilidad de reciclaje.

Sin embargo, mientras todo pasa y todo cambia, Jesús no cambia. Jesús es siempre el mismo ayer, hoy y siempre. Y siempre está esperando, firme en su amor extraordinario por nosotros, y siempre nos recibe con compasión y misericordia, y no está enojado.
Jesús está como familiar, como pariente, porque es el Hijo de Dios hecho uno más de los nuestros, de nuestra familia humana. Él conoce nuestras cosas porque las pasó en carne viva. Vivió la pobreza, la necesidad de trabajar, de rezar, la dificultad de hacerse entender hasta por sus mismos parientes y amigos, sufrió la tentación como nosotros. Fue perseguido; condenado a morir en la cruz como blasfemo y entre delincuentes. Pero en todo este proceso el amor de Jesús permaneció siempre el mismo, el proceso sólo sirvió para que se manifestara toda la anchura y la profundidad del Amor de Dios en el corazón paciente y fuerte del Hijo. Por eso, mientras todo cambia y todo se vuelve descartable, vos volvé a Jesús que no cambia. Él está siempre como pariente, como familiar, llamándonos, perdonándonos, consolándonos, enviándonos y dándonos otra oportunidad de vivir en el amor. Para Él no somos ‘descartables’.


Autor: Padre Guillermo Ortiz SJ.

12 de enero de 2010

UNA VEZ MAS REZARÉ

AQUÍ LES DEJO ESTA LINDA CANCIÓN PARA MEDITAR

Una vez más rezaré
de rodillas me pondré

puede ser que una vez más Dios
me perdone.

Le diré que lucho en vano

que pequé, que soy humano
puede ser que una vez más Dios
me perdone



Para un Dios que conoció la tentación,
del amigo,
la traición,
yo no dudo me
Perdones
Dios amigo. (2v).


Yo vi sufrir a mi hermano
Y no le tendí la mano,

puede ser que también él hoy
me perdone.

Lo vi pobre y angustiado

yo con los brazos cruzados
puede ser que también
él hoy
me perdone






31 de diciembre de 2009

Un año nuevo, no es cualquier cosa


Todos desean a los demás y a sí mismos un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo.

Empezar un nuevo año, como si fuera cualquier cosa, es una enorme torpeza. Un año de vida es un regalo demasiado grande para echarlo a perder.

¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar? Si es así, no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo sentirás. Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.

El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor año de la vida, porque el que se proponga convertir éste en su mejor año, lo puede lograr.

El año nuevo es una oportunidad más para transformar la vida, el hogar, el trabajo en algo distinto. «Quiero algo diferente, voy a comenzar bien; así será más fácil seguir bien y terminar bien. Quizá el año pasado no fue mi mejor año, me dejó un mal sabor de boca. Éste va a ser distinto, quiero que así sea; es un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder.


Tengo otra oportunidad que no voy a desperdiciar, porque la vida es demasiado breve».


¿Quién es capaz de decir?: "Desde hoy, desde este primer día, todo será distinto" En mi hogar me voy a arrancar ese egoísmo que tantos males provoca; voy a estrenar un nuevo amor a mi cónyuge y a mi familia; seré mejor padre o madre. Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiar de trabajo, sino de humor. En él incluso voy a desempolvar mi fe, esa fe arrumbada y llena de polvo; voy a poner un poco más de oración, de cielo azul, de aire puro en mi jornada diaria. Ya me harté de vivir como he vivido, de ser egoísta, tracalero, injusto. Otro estilo de vida, otra forma de ser. ¿Por qué no intentarlo?”

En los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas: «¿Por qué no acabar con todo? Pero en esos mismos momentos se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no comenzar de nuevo?».

Algunos ven que su vida pasada ha sido gris, vulgar y mediocre, y su gran argumento y razón para desesperarse es: «He sido un Don Nadie, ¿qué puedo hacer ya?» Pero otros sacan de ahí mismo el gran argumento, la gran razón para el cambio radical positivo: «No me resigno a ser vulgar; quiero resucitar a una vida mejor, quiero luchar, voy a trabajar, quiero volver a empezar».


Un año recién salido de las manos del autor de la vida es un año que aún no estrenas. ¿Qué vas a hacer con él? El año pasado ¿no te gustó?, ¿no diste la medida? Con éste ¿qué vas a hacer? Un nuevo año recién iniciado: todo comienza, si tú quieres; todo vuelve a empezar…


Yo me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que, aún conscientes de sus debilidades, confían y luchan por una vida mejor.


Todos desean a los demás y a sí mismos un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo. Prefiero ser de los segundos.

Autor: P Mariano de Blas LC

Fuente: Catholic.net

8 de diciembre de 2009

Bendita seas , Madre Inmaculada …. ruega por nosotros


Madre de Dios y Madre nuestra, tenemos la certeza que nos escuchas y atiendes… ¡Cómo una madre no va a oír a sus hijos!

Tanto nos amó Dios que nos entrega a su único Hijo para que nazca y muera como hombre sin dejar de ser Dios por la remisión de todos los pecados de la Humanidad, los pasados, los presentes y los futuros…..

Y para que sucediera esto no lo hace presentándonos un Hijo lleno de esplendor y poderío sino de una manera natural y ligada a una "concepción" en una joven virgen por medio del amor del Espíritu Santo.

Va en busca de ti, María. Y Tu, le dices… : QUE SI.

Era necesario buscarte limpia, pura, sin mancha, fresca y serena como la misma mañana en que naciste porque habías tenido una inmaculada concepción en el seno de tu madre Ana y por eso te conocemos y veneramos como la Inmaculada Concepción.

Inmaculada Virgen María, Madre purísima, Madre sin mancha, Madre Virgen, Reina concebida sin pecado original, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos…. así decimos cuando nos dirigimos a Ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y tenemos la certeza que nos escuchas y atiendes… ¡Cómo una madre no va a oír a sus hijos!.

Tu, que supiste ser la madre más amorosa pero también supiste de renuncias y dolores. Por eso tu corazón está abierto a todas nuestra llamadas y súplicas.

Tu quisiste que te conociéramos con este bendito y glorioso nombre al decirle a la pequeña Bernardita . - " YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN", ella nada sabía de estas palabras pero dichas por Ti fueron toda una revelación.

¡Bendita seas , Madre inmaculada …. ruega por nosotros , ahora y en la hora de nuestra muerte y por todos tus hijos tan necesitados de tener una MADRE como tu. Amen.

Autor: Ma Esther De Ariño
Fuente: Catholic.net

13 de octubre de 2009

Juan Bosco Va


Por entre los campos o sobre una cuerda Haciendo malabares Juanito va.
Por entre muchachos o con el rosario, con la magia y los sueños Juan Bosco va.
Dejando su casa sin a dónde ir, sin saber que todo servirá.
Saltimbanqui, mesero, Albañil, carpintero, Zapatero, herrero,
Con orgullo un día lo enseñará (2).

CASA DE LOS SIN HOGAR, PADRE DE LOS SIN FE.
PATIO PARA JUGAR, ESCUELA PARA APRENDER A SER FELIZ, A SER FELIZ.
ESCUELA PARA APRENDER A SER FELIZ. (2).
Los jóvenes viven agudas crisis, relativismos que hacen morir.
Intuíste Padre, cual es el medio, de prevención con corazón.
Pues no es lo seguro, sino el misterio y contra tempestades caminar.
Tus hijos seguimos, con orgullo, tus huellas,
Que la historia cante: Don Bosco en los jóvenes vive hoy (2).

CASA DE LOS SIN HOGAR...






28 de septiembre de 2009

No estás deprimido, estás distraído.

No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos.

No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 6000 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco…… algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: la vida te libera de cosas… te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. Quien podría decir que Jesus está muerto, no hay muerte, hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesus, amarás al prójimo como a tí mismo. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)… y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. El servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en el, si tuviera cartera tu foto estaría en ella, él te manda fotos cada primavera, él te manda un amanecer cada mañana, cada vez que tu quieres hablar, él te escucha, él puede vivir en cualquier parte del universo pero él escogió tu corazón. Enfréntalo amigo, él esta loco por tí.
Dios no te prometió días sin dolor, risas sin tristeza, sol sin lluvia, pero él si prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.
“Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír”.


Facundo Cabral

21 de septiembre de 2009

La vida es como el tiro con arco.



El blanco era difícil.
Un águila oscura con solo una pluma blanca en la punta del ala volaba alto, muy alto en curvas caprichosas, y desde el suelo con una sola flecha había que arrancarle la plumita blanca sin herir al ave.

Llegó el primer arquero al centro reglamentario, y el Maestro le preguntó: “-¿qué ves?" Contestó: "-Veo el público, y mi familia y amigos...; veo el prado y las plantas y los árboles que me rodean; veo las nubes en el cielo, y el águila que entre ellas vuela”. “-Ves demasiado”, dijo el Maestro, y lo despidió.


Llegó el segundo. "-¿Qué ves?” “-Veo sólo el punto blanco de la pluma que he de alcanzar con mi flecha". "-Ves demasiado poco”, dijo el Maestro, y lo despidió.


Llegó el tercero. "-¿Qué ves?” “-Más que ver, siento. Siento a mi alrededor el público que con sus voces y sus gestos señalan el vuelo del águila; siento en mi piel la fuerza y la dirección del viento que me indica sin yo distraerme, hacia dónde va a empujar mi flecha; siento el arco y la flecha como prolongación de mi brazo y mano, y la pluma blanca en el cielo que se deja acariciar desde aquí por mi mirada”. "-Tú estás preparado", dijo el Maestro, "puedes tirar". Hubo un momento de susurros y miradas, de brisas y caricias, del sonido vibrante del arco seguro y la trayectoria certera de la flecha veloz. Un momento en que el todo se unió con el todo, y árboles y nubes y rostros y miradas se unieron en la punta de la flecha y en el copo blanco de la pluma que descendió satisfecha de satisfacer a todos. Cuando todo es uno, todo vive”.

Me gustó la historia, firmada por la hermana Teresita Santamaría, pues pensé que más que hacer cosas hay que vivirlas, sentir ese momento mágico que está escondido en cada cosa. A veces estamos replegados sobre nosotros mismos, no somos capaces de ese sentir la vida. El egoísmo nos impide darnos cuenta de lo que hay a nuestro alrededor, nos anula, priva de ser uno mismo quien actúa. Tendemos a dejarnos llevar por la rutina, el aburrimiento, y en esta situación caben las dos posibilidades: caer en la rutina que esclaviza –ver poco- o como el primer arquero ver demasiado, divagar, es fácil que la imaginación se desate y busque un refugio en la fantasía que, alejando de la realidad, acaba adormeciendo la voluntad. Es la ‘mística ojalatera’, hecha de ensueños vanos y de falsos idealismos: ¡ojalá no me hubiera casado, ojalá no tuviera esa profesión, ojalá tuviera más salud, o menos años, o más tiempo!” En esos casos, uno tiende a escapar de aquella situación a la que no quiere enfrentarse. Como la protagonista de la novela “Donde el corazón te lleve” de S. Tamaro, que dice a la abuela que se va a América, pues “así al menos no pierdo el tiempo y aprendo idiomas”. Pero le contesta la abuela que la vida no es una carrera sino un tiro con arco, lo importante en la vida no es hacer muchas cosas y no perder nunca el tiempo sino estar centrado, y el que no está centrado está descentrado, inquieto hasta que encuentra su centro.


Hay que evitar esos dos peligros: ver tan poco que uno acaba esclavo del deber, trabajo, afán de dinero... y está aburrido; y como consecuencia la cabeza va hacia otra parte, escapa entre ensueños que alejan de la realidad. Hemos de vivir la vida, estar centrados en lo que toca en cada instante, y “sentir” el momento presente como la única cosa existente, sin pensar en lo que pasó ni en lo que vendrá. Dios está como escondido en cada quehacer, y ese "algo divino" que está en todas las cosas está siempre ahí, esperando que sepamos encontrarlo, vivir cada instante con “vibración de eternidad”, como recordaba estos días Mons. Javier Echevarría con unos versos del poeta Joan Maragall, que comprendía muy bien ese “algo divino” encerrado en cada instante:
“Esfuérzate en tu quehacer / como si de cada detalle que pienses, / de cada palabra que digas, / de cada pieza que pongas, / de cada golpe de martillo que des, / dependiese la salvación de la humanidad / porque en efecto depende, créelo”.



Fuente: Autor: P. Llucià Pou Sabaté

14 de septiembre de 2009

La cocina de Dios


Siempre he admirado a esas mujeres, reinas de su hogar, que llegan tarde y cansadas a casa con el firme impulso del amor por los suyos retumbando en el corazón. Sin demasiado tiempo y con el cosquilleo en el estómago de los habitantes del nido familiar, se dirigen con confianza al refrigerador y, detenidas en posición de plena sabiduría maternal, miran y estudian lo que hay disponible.

Unos restos de la comida de anoche, un poco de verduras que quedaron de la última incursión culinaria, un proyecto de aderezo que no fue utilizado aún, y algunas cosas que fueron tomadas de las góndolas del supermercado por aquí y por allá. ¡Manos a la obra! El proyecto ya está claro en su mente. Se pica una cebolla y se enciende el fuego, con una sartén con aceite a calentar, los utensillos aparecen como por arte de magia y los maravillosos perfumes brotan de sus manos adornando toda las habitaciones y los corazones. ¡La casa está viva!

Pronto se ve a todos los habitantes de su reino, chicos y grandes, convocados a poner la mesa y a sorprenderse una vez más de tan grande muestra de habilidad, y de amor. ¿Quién no disfruta o ha disfrutado de estos momentos maravillosos, donde el amor se vuelve alimento y envuelve a los que se reúnen alrededor de la mesa familiar? Creo que todos guardamos recuerdos de esos olores, esos sabores, de esos deliciosos platos puestos frente a nuestros ojos de niños. Recuerdos que nos conmueven, donde un simple aroma nos vuelve décadas atrás, nos transporta a otro tiempo y a otro lugar, y nos deja envolvernos con el amor en el recuerdo, amor que traspasa toda barrera y se abre a la sencillez de nuestra niñez más inocente.

Creo que Dios hace lo mismo con nosotros: El mira dentro de nosotros como si fuéramos un refrigerador espiritual y hace un rápido cuadro de las materias primas que tenemos a Su disposición. Una virtud poco desarrollada por aquí, un deseo de justicia por allá, un recuerdo que infunde amor en nuestro corazón, un dolor surgido en un episodio que aún no logramos olvidar, un poquito de fortaleza escondida en algún rinconcito de nuestra alma. Dios, parado en la puerta de nuestro refrigerador espiritual, busca y rebusca, mira y sopesa cada articulo que encuentra, deja algunos para utilizarlos luego, y va poniendo otros encima de Su Cocina Espiritual. Y mientras cierra la puerta de nuestro refrigerador, se dice a Sí mismo: ¡Manos a la obra!

Rápido y sabiendo a la perfección cual es Su plan de cocina, trabaja sobre las especies y los utensillos con Mano Maestra. Pela y pica algunos condimentos, lava otros, mezcla, condimenta, fríe y cocina, y pone todo en una hermosa presentación, listo para ser disfrutado. ¡La comida está lista! Las obras de bien, que siempre son obras de Dios, brotan de Sus manos maestras en forma imprevista y haciendo que surjan de quien ni siquiera había anticipado tal posibilidad. Por supuesto que lo hace con la seguridad de proveer el más sabroso sabor y aroma que comida alguna puedan jamás producir: el amor. Sus platos son siempre ricos en amor, tanto en sabor como en aroma. Y por supuesto que alimentan a los comensales, alimento para el alma, para el espíritu.

Dios, en Su infinita bondad, saca de nosotros aquello de lo que disponemos, lo que sea. Será poco, o será mucho. Será el más exquisito producto de cocina, o el más humilde resto de la cena de ayer. Pero siempre es suficiente para que El se sienta feliz de poder elaborar un exquisito plato de amor, adornado por la Mano del que todo lo puede.

¿Y que tenemos que hacer nosotros? Simplemente abrir la puerta de nuestro refrigerador, para que El pueda servirse de lo que tenemos dentro, para que sea El el que siga Su plan maestro de cocina y haga de nosotros un rico plato pleno de virtudes, alimento para los comensales que se sienten con nosotros a la mesa. Así como una madre es capaz de mostrar el amor del que es capaz, en algo tan simple y cotidiano como un plato de comida hogareña, así es capaz el amor de nuestro Dios de producir exquisitos manjares espirituales a partir de nuestra voluntad. Solo debemos ponerla a Su disposición, abrir los portales de nuestro corazón y dejar que sea El el que desarrolle las recetas que nos alimenten, nos den vida, y den sentido a nuestro
día.

Autor: Oscar Schmidt

3 de septiembre de 2009

En el mundo.. el dolor del hombre


Hoy hay sombras en la Capilla...quizá sea porque está atardeciendo...

Tu, Jesús, estás como siempre, silencioso en tu eterna espera....pero tienes el oído atento para todo el que llega, para todo el que te quiere decir algo....penas, anhelos, sueños, alegrías y tristezas....Tu corazón abierto está para quién a ti llega....y yo se que te quedaste ahí precisamente porque sabías que en el mundo... hay dolor. ¡Vaya que si lo hay!

En muchas ocasiones este dolor es provocado por el hombre mismo: terrorismo, rencores, odios, venganzas, ambiciones, ansias de poder con el juego sucio y mal intencionado que no se detiene ante nada y llega hasta el crimen... niños que desean vivir y nunca lo harán. Siembra de dolores que parecería no tener límites...

Pero también el hombre sufre por enfermedades incurables y por cataclismos de la naturaleza: terremotos, tifones, lluvias torrenciales que desbordan ríos y rompen presas, fuegos que empiezan por una chispa y se incrementan destruyendo todo lo que alcanza y esto podría ser una lista interminable de dolor y de muerte que constantemente vemos que hay sobre la tierra.
Y el hombre, todos nosotros, Señor, nos preguntamos ¿por qué?
Y esta es una pregunta difícil de contestar...

En silencio te miro Jesús, cierro los ojos y espero...

Pienso en este Planeta donde vivimos... él es como es....tiene nieves que se desploman y forman aludes, tiene lluvias que desbordan ríos, tienen vientos que por circunstancias atmosféricas se convierten en ciclones, tiene movimientos telúricos de acomodación de su corteza terrestre que a veces son sismos catastróficos y mortales, tiene volcanes que están activos y de hecho han llegado a hacer erupción destruyendo a ciudades enteras.

En ese vaivén de acontecimientos vivimos desde que apareció el hombre sobre el planeta Tierra y sabemos que nuestra existencia está sobre la fragilidad de lo que es hoy y mañana no.
Pero para todos los sufrimientos hay una luz en el túnel negro y angustiante del dolor... y tu, mi Señor, me lo estás diciendo: Esa luz está en el misterio de tu Cruz. Tu Cruz permanecerá mientras el mundo gire.

¿Podrías tu Señor, digamos justificarte ante la Historia del hombre, tan llena de sufrimientos, de otro modo que no fuera poniendo en el centro de esa "historia" TU CRUZ?

Tu, además de ser Omnipotente, infinitamente Sabio, infinitamente Justo, no eres el Absoluto y Poderoso que está "fuera del mundo" y al que por lo tanto le es indiferente el sufrimiento humano porque eres... AMOR.

Y por "ese " AMOR, te pones, en libre elección, al servicio de las criaturas.

Si en la historia de la humanidad está presente el sufrimiento, entiendo entonces por qué tu omnipotencia se manifestó con la omnipotencia de la humillación mediante la Cruz.

Mi amado Jesús Sacramentado, El escándalo de tu Cruz - decía el Papa Juan Pablo II en su maravilloso libro "En el umbral de la esperanza"- sigue siendo la clave para la interpretación del GRAN MISTERIO DEL SUFRIMIENTO, que permanece de modo tan integral a la historia del hombre.

Ya ha caído la noche. Yo te miro, Tu me miras.... siento la humedad de las lágrimas en los ojos cuando te digo: Gracias, Señor, por esa Cruz... por tu cruz, que nos redime y que nos da la fuerza para seguir...


¡AUNQUE EL DOLOR NOS ALCANCE!


Fuente: Catholic.net
Autor: Ma Esther De Ariño