28 de septiembre de 2009

No estás deprimido, estás distraído.

No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos.

No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 6000 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco…… algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: la vida te libera de cosas… te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. Quien podría decir que Jesus está muerto, no hay muerte, hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesus, amarás al prójimo como a tí mismo. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)… y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. El servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en el, si tuviera cartera tu foto estaría en ella, él te manda fotos cada primavera, él te manda un amanecer cada mañana, cada vez que tu quieres hablar, él te escucha, él puede vivir en cualquier parte del universo pero él escogió tu corazón. Enfréntalo amigo, él esta loco por tí.
Dios no te prometió días sin dolor, risas sin tristeza, sol sin lluvia, pero él si prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.
“Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír”.


Facundo Cabral

21 de septiembre de 2009

La vida es como el tiro con arco.



El blanco era difícil.
Un águila oscura con solo una pluma blanca en la punta del ala volaba alto, muy alto en curvas caprichosas, y desde el suelo con una sola flecha había que arrancarle la plumita blanca sin herir al ave.

Llegó el primer arquero al centro reglamentario, y el Maestro le preguntó: “-¿qué ves?" Contestó: "-Veo el público, y mi familia y amigos...; veo el prado y las plantas y los árboles que me rodean; veo las nubes en el cielo, y el águila que entre ellas vuela”. “-Ves demasiado”, dijo el Maestro, y lo despidió.


Llegó el segundo. "-¿Qué ves?” “-Veo sólo el punto blanco de la pluma que he de alcanzar con mi flecha". "-Ves demasiado poco”, dijo el Maestro, y lo despidió.


Llegó el tercero. "-¿Qué ves?” “-Más que ver, siento. Siento a mi alrededor el público que con sus voces y sus gestos señalan el vuelo del águila; siento en mi piel la fuerza y la dirección del viento que me indica sin yo distraerme, hacia dónde va a empujar mi flecha; siento el arco y la flecha como prolongación de mi brazo y mano, y la pluma blanca en el cielo que se deja acariciar desde aquí por mi mirada”. "-Tú estás preparado", dijo el Maestro, "puedes tirar". Hubo un momento de susurros y miradas, de brisas y caricias, del sonido vibrante del arco seguro y la trayectoria certera de la flecha veloz. Un momento en que el todo se unió con el todo, y árboles y nubes y rostros y miradas se unieron en la punta de la flecha y en el copo blanco de la pluma que descendió satisfecha de satisfacer a todos. Cuando todo es uno, todo vive”.

Me gustó la historia, firmada por la hermana Teresita Santamaría, pues pensé que más que hacer cosas hay que vivirlas, sentir ese momento mágico que está escondido en cada cosa. A veces estamos replegados sobre nosotros mismos, no somos capaces de ese sentir la vida. El egoísmo nos impide darnos cuenta de lo que hay a nuestro alrededor, nos anula, priva de ser uno mismo quien actúa. Tendemos a dejarnos llevar por la rutina, el aburrimiento, y en esta situación caben las dos posibilidades: caer en la rutina que esclaviza –ver poco- o como el primer arquero ver demasiado, divagar, es fácil que la imaginación se desate y busque un refugio en la fantasía que, alejando de la realidad, acaba adormeciendo la voluntad. Es la ‘mística ojalatera’, hecha de ensueños vanos y de falsos idealismos: ¡ojalá no me hubiera casado, ojalá no tuviera esa profesión, ojalá tuviera más salud, o menos años, o más tiempo!” En esos casos, uno tiende a escapar de aquella situación a la que no quiere enfrentarse. Como la protagonista de la novela “Donde el corazón te lleve” de S. Tamaro, que dice a la abuela que se va a América, pues “así al menos no pierdo el tiempo y aprendo idiomas”. Pero le contesta la abuela que la vida no es una carrera sino un tiro con arco, lo importante en la vida no es hacer muchas cosas y no perder nunca el tiempo sino estar centrado, y el que no está centrado está descentrado, inquieto hasta que encuentra su centro.


Hay que evitar esos dos peligros: ver tan poco que uno acaba esclavo del deber, trabajo, afán de dinero... y está aburrido; y como consecuencia la cabeza va hacia otra parte, escapa entre ensueños que alejan de la realidad. Hemos de vivir la vida, estar centrados en lo que toca en cada instante, y “sentir” el momento presente como la única cosa existente, sin pensar en lo que pasó ni en lo que vendrá. Dios está como escondido en cada quehacer, y ese "algo divino" que está en todas las cosas está siempre ahí, esperando que sepamos encontrarlo, vivir cada instante con “vibración de eternidad”, como recordaba estos días Mons. Javier Echevarría con unos versos del poeta Joan Maragall, que comprendía muy bien ese “algo divino” encerrado en cada instante:
“Esfuérzate en tu quehacer / como si de cada detalle que pienses, / de cada palabra que digas, / de cada pieza que pongas, / de cada golpe de martillo que des, / dependiese la salvación de la humanidad / porque en efecto depende, créelo”.



Fuente: Autor: P. Llucià Pou Sabaté

14 de septiembre de 2009

La cocina de Dios


Siempre he admirado a esas mujeres, reinas de su hogar, que llegan tarde y cansadas a casa con el firme impulso del amor por los suyos retumbando en el corazón. Sin demasiado tiempo y con el cosquilleo en el estómago de los habitantes del nido familiar, se dirigen con confianza al refrigerador y, detenidas en posición de plena sabiduría maternal, miran y estudian lo que hay disponible.

Unos restos de la comida de anoche, un poco de verduras que quedaron de la última incursión culinaria, un proyecto de aderezo que no fue utilizado aún, y algunas cosas que fueron tomadas de las góndolas del supermercado por aquí y por allá. ¡Manos a la obra! El proyecto ya está claro en su mente. Se pica una cebolla y se enciende el fuego, con una sartén con aceite a calentar, los utensillos aparecen como por arte de magia y los maravillosos perfumes brotan de sus manos adornando toda las habitaciones y los corazones. ¡La casa está viva!

Pronto se ve a todos los habitantes de su reino, chicos y grandes, convocados a poner la mesa y a sorprenderse una vez más de tan grande muestra de habilidad, y de amor. ¿Quién no disfruta o ha disfrutado de estos momentos maravillosos, donde el amor se vuelve alimento y envuelve a los que se reúnen alrededor de la mesa familiar? Creo que todos guardamos recuerdos de esos olores, esos sabores, de esos deliciosos platos puestos frente a nuestros ojos de niños. Recuerdos que nos conmueven, donde un simple aroma nos vuelve décadas atrás, nos transporta a otro tiempo y a otro lugar, y nos deja envolvernos con el amor en el recuerdo, amor que traspasa toda barrera y se abre a la sencillez de nuestra niñez más inocente.

Creo que Dios hace lo mismo con nosotros: El mira dentro de nosotros como si fuéramos un refrigerador espiritual y hace un rápido cuadro de las materias primas que tenemos a Su disposición. Una virtud poco desarrollada por aquí, un deseo de justicia por allá, un recuerdo que infunde amor en nuestro corazón, un dolor surgido en un episodio que aún no logramos olvidar, un poquito de fortaleza escondida en algún rinconcito de nuestra alma. Dios, parado en la puerta de nuestro refrigerador espiritual, busca y rebusca, mira y sopesa cada articulo que encuentra, deja algunos para utilizarlos luego, y va poniendo otros encima de Su Cocina Espiritual. Y mientras cierra la puerta de nuestro refrigerador, se dice a Sí mismo: ¡Manos a la obra!

Rápido y sabiendo a la perfección cual es Su plan de cocina, trabaja sobre las especies y los utensillos con Mano Maestra. Pela y pica algunos condimentos, lava otros, mezcla, condimenta, fríe y cocina, y pone todo en una hermosa presentación, listo para ser disfrutado. ¡La comida está lista! Las obras de bien, que siempre son obras de Dios, brotan de Sus manos maestras en forma imprevista y haciendo que surjan de quien ni siquiera había anticipado tal posibilidad. Por supuesto que lo hace con la seguridad de proveer el más sabroso sabor y aroma que comida alguna puedan jamás producir: el amor. Sus platos son siempre ricos en amor, tanto en sabor como en aroma. Y por supuesto que alimentan a los comensales, alimento para el alma, para el espíritu.

Dios, en Su infinita bondad, saca de nosotros aquello de lo que disponemos, lo que sea. Será poco, o será mucho. Será el más exquisito producto de cocina, o el más humilde resto de la cena de ayer. Pero siempre es suficiente para que El se sienta feliz de poder elaborar un exquisito plato de amor, adornado por la Mano del que todo lo puede.

¿Y que tenemos que hacer nosotros? Simplemente abrir la puerta de nuestro refrigerador, para que El pueda servirse de lo que tenemos dentro, para que sea El el que siga Su plan maestro de cocina y haga de nosotros un rico plato pleno de virtudes, alimento para los comensales que se sienten con nosotros a la mesa. Así como una madre es capaz de mostrar el amor del que es capaz, en algo tan simple y cotidiano como un plato de comida hogareña, así es capaz el amor de nuestro Dios de producir exquisitos manjares espirituales a partir de nuestra voluntad. Solo debemos ponerla a Su disposición, abrir los portales de nuestro corazón y dejar que sea El el que desarrolle las recetas que nos alimenten, nos den vida, y den sentido a nuestro
día.

Autor: Oscar Schmidt

3 de septiembre de 2009

En el mundo.. el dolor del hombre


Hoy hay sombras en la Capilla...quizá sea porque está atardeciendo...

Tu, Jesús, estás como siempre, silencioso en tu eterna espera....pero tienes el oído atento para todo el que llega, para todo el que te quiere decir algo....penas, anhelos, sueños, alegrías y tristezas....Tu corazón abierto está para quién a ti llega....y yo se que te quedaste ahí precisamente porque sabías que en el mundo... hay dolor. ¡Vaya que si lo hay!

En muchas ocasiones este dolor es provocado por el hombre mismo: terrorismo, rencores, odios, venganzas, ambiciones, ansias de poder con el juego sucio y mal intencionado que no se detiene ante nada y llega hasta el crimen... niños que desean vivir y nunca lo harán. Siembra de dolores que parecería no tener límites...

Pero también el hombre sufre por enfermedades incurables y por cataclismos de la naturaleza: terremotos, tifones, lluvias torrenciales que desbordan ríos y rompen presas, fuegos que empiezan por una chispa y se incrementan destruyendo todo lo que alcanza y esto podría ser una lista interminable de dolor y de muerte que constantemente vemos que hay sobre la tierra.
Y el hombre, todos nosotros, Señor, nos preguntamos ¿por qué?
Y esta es una pregunta difícil de contestar...

En silencio te miro Jesús, cierro los ojos y espero...

Pienso en este Planeta donde vivimos... él es como es....tiene nieves que se desploman y forman aludes, tiene lluvias que desbordan ríos, tienen vientos que por circunstancias atmosféricas se convierten en ciclones, tiene movimientos telúricos de acomodación de su corteza terrestre que a veces son sismos catastróficos y mortales, tiene volcanes que están activos y de hecho han llegado a hacer erupción destruyendo a ciudades enteras.

En ese vaivén de acontecimientos vivimos desde que apareció el hombre sobre el planeta Tierra y sabemos que nuestra existencia está sobre la fragilidad de lo que es hoy y mañana no.
Pero para todos los sufrimientos hay una luz en el túnel negro y angustiante del dolor... y tu, mi Señor, me lo estás diciendo: Esa luz está en el misterio de tu Cruz. Tu Cruz permanecerá mientras el mundo gire.

¿Podrías tu Señor, digamos justificarte ante la Historia del hombre, tan llena de sufrimientos, de otro modo que no fuera poniendo en el centro de esa "historia" TU CRUZ?

Tu, además de ser Omnipotente, infinitamente Sabio, infinitamente Justo, no eres el Absoluto y Poderoso que está "fuera del mundo" y al que por lo tanto le es indiferente el sufrimiento humano porque eres... AMOR.

Y por "ese " AMOR, te pones, en libre elección, al servicio de las criaturas.

Si en la historia de la humanidad está presente el sufrimiento, entiendo entonces por qué tu omnipotencia se manifestó con la omnipotencia de la humillación mediante la Cruz.

Mi amado Jesús Sacramentado, El escándalo de tu Cruz - decía el Papa Juan Pablo II en su maravilloso libro "En el umbral de la esperanza"- sigue siendo la clave para la interpretación del GRAN MISTERIO DEL SUFRIMIENTO, que permanece de modo tan integral a la historia del hombre.

Ya ha caído la noche. Yo te miro, Tu me miras.... siento la humedad de las lágrimas en los ojos cuando te digo: Gracias, Señor, por esa Cruz... por tu cruz, que nos redime y que nos da la fuerza para seguir...


¡AUNQUE EL DOLOR NOS ALCANCE!


Fuente: Catholic.net
Autor: Ma Esther De Ariño

1 de septiembre de 2009

Ceferino: La peregrinación más grande en 30 años


ANS – Chimpay) - La peregrinación realizada en Chimpay, el 29 de agosto, en honor a Ceferino de Namuncurá, ha sido la más grande en los últimos 30 años.

El movimiento de fieles había comenzado muy temprano. Familias enteras, con niños y ancianos iniciaban la gran caminata que los conducía a Chimpay. Muchísimos devotos salidos de diversos pueblos iban a pie o a caballo para celebrar la fiesta del beato Ceferino. Cerca de 40.000 personas estuvieron presentes para los festejos del nacimiento de Ceferino de Namuncurá. Ha sido sin duda, la primera vez que se concentra tanta cantidad de gente.

Durante el oficio religioso, Monseñor Marcelo Marcelo Angiolo Melani, salesiano, obispo de Neuquén, subrayó que "venimos a este lugar a pedir por la justicia. Por la justicia judicial y por la justicia social". Hizo hincapié en la humilde vida que llevó Ceferino y elevar una petición especial para superar la falta de trabajo en Argentina: "Porque es parte de la dignidad", dijo. Además pidió por un mayor gesto de solidaridad de los cristianos.

Durante la misa, los gestos de fervor se multiplicaron y las alabanzas se mezclaron con la música de un grupo de jóvenes. "Yo vengo de Neuquén todos los años", dijo Marta sin poder contener las lágrimas mientras abrazó con fuerza a su hijo de apenas 3 años.

En un cierto momento, lo único que se vio en el horizonte fue una marea de manos enlazadas de miles de personas, en búsqueda de una esperanza, de salud, trabajo o simplemente como muestra de fe.

Esa será la imagen que quedará grabada en los visitantes porque "la fe sostuvo Oscar, un ferviente visitante de Chimpay, hay que practicarla. Y esa práctica es darle la mano a un desconocido".

La fiesta de Ceferino ha sido una expresión de fe y de compromiso con la iglesia, pues todos los devotos se han comprometido en cambiar sus vidas y ser solidarios con los más necesitados.